¿POR QUÉ UN PROFESOR REFLEXIVO?
En los actuales momentos que vivimos en una sociedad líquida, tal como lo señala Bauman, se hace indispensable contar con profesores reflexivos que puedan afrontar de manera efectiva la relatividad presente en todos los contextos, incluido el educativo, lo que hace importante exponer las razones por las que su acción se hace necesaria.
La idea del “profesor reflexivo” tiene su origen hace algunas décadas en países como Noruega, Australia, Inglaterra, Holanda, España, Singapur y otros que, han promovido sus esfuerzos para incluir este concepto en la formación de los profesores, con el fin de que haya un reconocimiento a la profesión docente y al papel activo que desarrollan en la formulación de fines y objetivos relacionados a su trabajo. Así como el reconocimiento de que la producción del conocimiento también puede originarse en las mismas aulas de clase con las teorías que tienen los profesores, las que al ser investigadas y puestas a prueba pueden contribuir a convertirse en conocimiento sobre la enseñanza, por ejemplo, de la Matemática, de la Lectura o de las Ciencias.
Reflexión del profesor
Comprender y perfeccionar el propio hacer docente mediante la reflexión de su propia experiencia.
De ahí que el concepto de profesor reflexivo trate de reconocer y recuperar las buenas prácticas que los docentes hacen, esto es, un proceso de comprender y perfeccionar el propio hacer docente mediante la reflexión de su propia experiencia. La reflexión supone un proceso de aprender a enseñar mediante la disposición de estudiar su propio ejercicio docente, como una forma de perfeccionarlo con el tiempo y desarrollar un compromiso con su desarrollo profesional.
Este ejercicio docente impregnado de reflexión puede romper la acción educativa rutinaria promovida por una visión de la realidad estable y sin cambios. Los profesores que no reflexionan aceptan de manera acrítica la realidad de la escuela y de la educación, repitiendo soluciones que vienen de fuera, dadas por agentes externos que casi siempre no tienen nada que ver con el quehacer docente o la realidad educativa.
Para favorecer la reflexión en la acción docente se consideran tres elementos básicos: la apertura intelectual, la responsabilidad y la sinceridad. Cada uno de estos elementos interrelacionados entre sí provocarán reflexiones verdaderas.
a) La apertura intelectual se refiere a la intención de prestar atención a todas las posibilidades y alternativas y reconocer los errores en las ideas, acciones y decisiones que se han tomado. Los maestros intelectualmente abiertos, están dispuestos a revisar los fundamentos que se encuentran en sus decisiones y buscan respuestas a preguntas como: ¿por qué hacen lo que hacen en su clase?
b) La responsabilidad se relaciona con la consideración de las consecuencias que tiene su acción docente y observan cómo funciona y para quién. Vale aclarar que las respuestas a estas preguntas no solo refieren al cumplimiento de sus labores sino a la reflexión sobre los resultados imprevistos que se dan en el desarrollo de sus acciones docentes y que casi nunca son visibilizadas.
c) La sinceridad que es el elemento aglutinador en la reflexión, pues debe estar presente en los momentos de apertura mental y responsabilidad y es el que permitirá procesos de reflexión reales.
Los profesores en la reflexión de su acción impulsan a su vez aspectos emancipadores sobre casos de injusticia, exclusión, desigualdad, acceso a la enseñanza y el aprovechamiento académico generando efectos en aspectos no solo educativos sino también sociales.
De ahí que, tomar conciencia de los beneficios que provocan los procesos reflexivos en la mejora de la enseñanza es una decisión impostergable de las instituciones educativas, de los profesores y de los formadores de docentes.
Zeichner. K. (s.f). El maestro como profesional reflexivo. Conferencia presentada en el 11º University of Wisconsin Reading Symposium.
