Cambios curriculares: competencias y desempeños
La relación entre competencias y desempeño en el ámbito educativo es fundamental para comprender cómo los estudiantes aplican sus habilidades y conocimientos en ámbitos prácticos.
Las competencias se refieren a los conocimientos, habilidades, capacidades, actitudes y valores que los estudiantes adquieren a lo largo de su proceso educativo. Estas pueden ser específicas de una materia, como por ejemplo la habilidad para resolver problemas matemáticos o transversales como la comunicación efectiva y el pensamiento crítico. Por otra parte, cuando se habla de desempeño se hace referencia a la aplicación práctica de esas competencias en contextos específicos. Es decir, se plantea que es a través del desempeño que los estudiantes demuestran cómo son capaces de utilizar las competencias adquiridas en situaciones del mundo real.
La relación entre competencias y desempeño en el ámbito educativo es fundamental para comprender cómo los estudiantes aplican sus habilidades y conocimientos en ámbitos prácticos. Podría entonces entenderse que los educadores evalúan el desempeño de los estudiantes para medir su nivel de dominio y comprensión de las competencias, lo que proporciona una evaluación más holística del aprendizaje y prepara a los estudiantes para enfrentar desafíos del mundo real al aplicar los contenidos aprendidos de manera efectiva.
Este enfoque no debe separar lo uno de lo otro; cuando un proceso está diseñado por competencias debemos entender que está implícito el desempeño. Es decir, la competencia, por definición, incluye su aplicación o práctica, su concreción y medición. Así, un currículo por competencias debe ser concebido y aplicado con un enfoque de formación integral y un esmerado balance teórico práctico. Las competencias vacías de contenidos no son tales, mientras que el desempeño sin reflexión teórica de lo que se practica o hace, se convierte en un simple quehacer.
En resumen:
La relación entre competencias y desempeño en educación implica que las competencias adquiridas en el aula se traduzcan en acciones y resultados tangibles, sustentables en un sistema de contenidos interrelacionados, comprendidos y razonados.
La evaluación del desempeño proporciona una medida práctica de la aplicación de esas competencias, asegurando que los estudiantes estén preparados para enfrentar situaciones del mundo real y contribuir de manera significativa a la sociedad.
Es un enfoque integral que promueve un aprendizaje más efectivo y orientado a resultados, en el que se debe velar por la reflexión teórica de la práctica y garantizar que esta última sea relevante y conectada con la teoría.
En relación con el mencionado enfoque integral es importante destacar el papel de las competencias socioemocionales. Estas competencias incluyen habilidades como la inteligencia emocional, la empatía, la toma de decisiones responsable y las habilidades sociales. Para trabajar estas competencias, los educadores pueden incorporar actividades que fomenten la colaboración, la comunicación efectiva y el manejo constructivo de emociones en el aula. Además, se pueden diseñar situaciones de aprendizaje que requieran la resolución de conflictos y promover así el análisis y la reflexión. Esto es, integrar actividades específicas en el currículo, promoviendo el desarrollo de habilidades emocionales y sociales.
La evaluación del desempeño en competencias socioemocionales se puede realizar de diversas maneras. Se pueden utilizar rúbricas específicas que describan los comportamientos observables relacionados con cada competencia, permitiendo una evaluación más objetiva. También es útil emplear métodos formativos, como la retroalimentación continua y la autoevaluación, para que los estudiantes reflexionen sobre su propio crecimiento en estas áreas. Las evaluaciones pueden incluir la observación directa de interacciones sociales, la revisión de proyectos colaborativos o la participación en actividades que requieran la aplicación de habilidades emocionales.
Finalmente, la dinámica de un currículo por competencias implica:
a) Comprender la interconexión entre las competencias socioemocionales y las competencias comunicacionales, matemáticas y digitales.
b) Concebir las acciones del proceso formativo con un enfoque integrativo.
c) Planificar clases, actividades y proyectos con enfoque integral.
d) Definir la evaluación como un sistema de medición de desempeños que signifique constatar las competencias; como un todo: el saber hacer con bases en el saber ser, saber conocer y saber convivir.
Por todo ello los cambios curriculares que se planteen para ir a un currículo por competencias, significa un importante reto. Se requiere preparación para hacerlo. No se trata simplemente de adoptar un modelo o de aplicar otra metodología; es cuestión de hacer cambios profundos y pensar diferente.